La reconocida revista ecuatoriana «ROSTROS» rindió homenaje a la trayectoria de Luis Gerardo López, maestro artesano y fundador de Sombreros López, destacando su contribución invaluable al arte de la sombrerería de alta gama. Bajo el título «60 años creando elegancia. La historia de un legado en sombreros de alta gama», se celebra su pasión, sofisticación y compromiso con la artesanía ecuatoriana.
«En casi seis décadas, Luis Gerardo López ha transformado la paja toquilla y el fieltro en piezas de arte que visten a la alta sociedad, dejando un legado eterno de pasión y sofisticación», se lee en la descripción destacada de la publicación.
¿Cómo nació su interés por la sombrerería?
Desde los 15 años, Luis Gerardo López se sintió cautivado por la elegancia de un sombrero. Creció en un hogar donde la artesanía era un tesoro, y supo desde joven que ese oficio sería su vida. «Aquella chispa inicial se convirtió en una pasión que no ha dejado de crecer», relata.
¿Cuál fue su primera experiencia en la creación de sombreros?
Durante su adolescencia, en una familia de diez hermanos, tuvo su primer acercamiento real al oficio. «Mi abuelo tenía una sombrerería en Ambato, y luego mis padres continuaron en Quito. Entre hilos y paja, confeccioné mi primer sombrero», recuerda con emoción.
¿Cómo convirtió su pasión en un negocio exitoso?
Con esfuerzo y años de aprendizaje, comenzó vendiendo directamente a locales desde su casa. Con el tiempo abrió su primer taller en La Ronda y luego se trasladó al Centro Histórico de Quito, en la calle García Moreno. La calidad y exclusividad fueron siempre su norte.
¿Qué hace que Sombreros López sea único en el mundo de la sombrerería de alta gama?
«Es la fusión de lo ancestral con lo nuevo», afirma. Conservan técnicas tradicionales, pero innovan en diseño y materiales. Cada sombrero cuenta una historia única, alejándose de las modas pasajeras.
¿Cómo eleva la paja toquilla a un nivel de lujo?
A través de la línea Fascinators, ha trabajado con diseñadores nacionales de renombre, explorando nuevas tendencias. Cada pieza toma semanas de elaboración, alcanzando texturas y formas que reflejan lujo y precisión.
Además de la paja toquilla, también trabaja otros materiales como el fieltro. ¿Qué los distingue?
«Nos adaptamos al cliente. El fieltro lo tratamos para que sea resistente, suave y con detalles personalizados. Cada sombrero refleja la esencia de quien lo lleva».
¿Cómo logró que sus creaciones lleguen a la alta sociedad?
La clave ha sido la excelencia: piezas únicas, hechas a medida, con materiales exquisitos. De manos de aristócratas y amantes del estilo, sus sombreros han cruzado fronteras.
¿Cómo ha innovado en diseños de gala y fascinators?
Fusiona lo clásico con lo moderno: incorpora plumas, piedras preciosas y formas audaces que convierten cada pieza en una obra de arte para eventos de élite.
¿Cómo influye la historia y la cultura en sus diseños?
Inspirado por su familia y la elegancia del siglo XIX, arriesga y propone diseños con raíces profundas en la identidad ecuatoriana.
¿Cuál ha sido el mayor reto en este camino?
«Adaptarme sin perder la esencia», dice. Aunque la moda cambia, la calidad y elegancia siguen siendo eternas.
